viernes, 29 de mayo de 2009

Swing Time



Si vuelvo a lo etéreo, tras el anterior post justificativo, tengo que decir que mi encuentro con ella en el crepúsculo del 2007, ratificó lo que ya me imaginaba, aunque por aquello de la poesía no lo quisiera ver con anterioridad.

La "Juventud" estaba ya posicionada desde hacía tiempo con un carricoche entre sus manos y otra niña preciosa de cuatro años por ahí jugando, con una vida estable e incluso aburguesada como la mía, pues se me presentó con todo aquello que yo quise un día para mí y que nunca pensé que ella fuera capaz de encarnar.

Otrora representaba un diferente modelo de ver la cosas de la vida, o al menos eso me parecía a mí.

Comprendo que en medio año no se puede catalogar a alguien, pero en ese lapso de tiempo la clasifiqué, lo más seguro equivocadamente, como mucho más aventurera y revolucionaria que yo. Y eso era, en definitiva, lo que me atrajo de ella. Sé que la burguesía y yo somos un ente entrelazado desde que nací, pero por eso mismo, como la veía como un escape a otra vida posible a la que la razón nunca se quiso realmente subir, la tenía en otras alturas.

Ay, la razón: por una vez que me latió el corazón y no la cabeza, voy y me asusto.

El "Swing Time" de Fred Astaire y Ginger Roger me ha inspirado por su baile acompasado, elegante, feliz, casi perfecto. Dos estrellas encantadoras moviéndose por la pista como si levitaran, pero sin ni siquiera un instante para una mirada de ternura entre los dos. Es la metáfora de nuestra historia: unas vidas paralelas, acompasadas pero distantes, felices, pero sin una oportunidad para que se crucen durante este ajetreado baile al que algunos llaman vida.

martes, 19 de mayo de 2009

Paloma




"...No te preocupes Paloma
no hay pájaros en el nido
dos ilusiones se irán a volar
pero otras dos han venido..."



La singladura del tiempo te hace cada día más pragmático y cuando miras hacia atrás por el retrovisor de la vida corroboras que los pasos dados, equivocados o no, han sido tuyos, por lo que uno no puede más que sentirse satisfecho por lo que ha conseguido...

Por eso, soy un hombre feliz y enamorado como el primer día de la innegable, de la que duerme todas las noches en mi cama, de la que comparte conmigo los inescrutables entresijos de la vida, por mucho que el día a día te lleve a veces a los mismísimos límites del odio y que a uno le dé por el desahogo de la melancolía y la escritura.